martes, 2 de mayo de 2023

La pederastia como pecado original dentro de la Iglesia

 La pederastia como pecado original dentro la iglesia

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Según la religión católica, el pecado original que cometieron Adán y Eva, y que como consecuencia del mismo la humanidad nace -por eso su condición de ser original- viciado de pecado en su ser; fue a raíz de comer la fruta prohíbida del paraíso que fueron expulsados.


El simbolismo de comer la fruta prohíbida -manzana- del árbol, se traduce en la desobediencia hacia al poder del creador; tal como está reproducido en la cita bíblica del Génesis 2: 16, 17, ya que al comer “del árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo”, desobedecieron a Dios y cometieron “el pecado original".


Dentro la iglesia católica el establecimiento de los votos para la consagración de los curas, son las promesas o votos, mediante los que pretende acceder a una vía espiritual para la salvación de sus almas, a través de la renuncia de placeres terrenales, como son: la pobreza, la obediencia y la castidad. 


El voto de castidad se traduce en: "la renuncia de toda posibilidad de mantener cualquier clase de relaciones sexuales". Es decir se trataría de la victoria del espíritu sobre la carne. Sería como la purificación del alma en base a la abstinencia del apetito sexual.


Al ser una profunda promesa el voto de castidad  que los curas realizan, se va observando cada vez más que esta es una absurda abstinencia para absolver de culpa a los curas de una manifestación tan natural como la sexualidad.


Los casos de pederastia son innumerables como indignantes, y que a nivel ecunénico se han cometido y se están cometiendo, tal cual se ha sabido del cura pederasta Alfonso Pedrajas Moreno, y que no sólo lo indignante son los pervertidos hechos de pederastia; sino que lo más indignante es que habiendo conocido de estos hechos la iglesia, la Compañía de Jesús se convirtió en cómplice de esta repugnante práctica.


Es hasta cierto comprensible que quienes quieran consagrar su servicio a la vida religiosa y hacia dios renuncien a sus pasiones más humanas como el sexo, pero no puede seguir siendo que esta decisión se constituya en una amenaza para los memores de edad, como si la pederastia fuese el pecado original de la iglesia.


Rolando Prudencio Briancon

Abogado

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