miércoles, 30 de octubre de 2013

Imperio

Imperio

Prefacio
El Imperio se está materializando ante nuestros propios ojos. Durante las últimas décadas, a medida que se derrumbaban los regímenes coloniales, y luego, precipitadamente, a partir de la caída de las barreras interpuestas por los soviéticos al mercado,  capitalista mundial, hemos asistido a una globalización irreversible e implacable de los intercambios económicos y culturales. Junto con el mercado global y los circuitos globales de producción surgieron un nuevo orden global, una lógica y una estructura de dominio nuevas: en suma, una nueva forma de soberanía. El imperio es el sujeto político que efectivamente regula estos intercambios globales, el poder soberano que gobierna el mundo.
Muchos sostienen que la globalización de la producción y el intercambio capitalistas significa que las relaciones económicas se han hecho más autónomas con respecto de los controles  políticos y, en consecuencia, que la soberanía política está en decadencia. Algunos ensalzan esta nueva era como la de la liberación de la economía capitalista de las restricciones y deformaciones que le habían impuesto las fuerzas políticas; otros le critican haber cerrado los canales institucionales a través de los  cuales los trabajadores y ciudadanos pueden influir en la fría lógica de la ganancia capitalista u oponerse a ella. Indudablemente es cierto que, en concordancia con los procesos de globalización, la soberanía del los Estados-nación, si bien continua siendo efectiva, ha ido decayendo progresivamente. Los factores primarios de producción e intercambio –el dinero, la tecnología, las personas y los bienes—cruzan cada vez con mayor facilidad las fronteras nacionales, con lo cual es Estado-nación   tiene cada vez menos poder  para regular esos flujos y para imponer  su autoridad en la economía.  Ya ni siquiera deberíamos concebir a los  Estado-nación  mas dominantes  como autoridades supremas o soberanas , ni fuera de sus fronteras ni tampoco dentro de ellas. La decadencia de la soberanía de los Estados-nación no implica, sin embargo, que la soberanía como tal haya perdido fuerza.1 Durante todo el tiempo que se produjeron las transformaciones contemporáneas, tanto los controles políticos y las funciones del Estado como los mecanismos reguladores continuaron gobernando el ámbito de la producción y el intercambio económico y social. Nuestra hiposis básica consiste en que la soberanía ha adquirido una forma nueva, compuesta por una serie de organismos nacionales y supranacionales unidos por una lógica de dominio. Esta nueva forma global de soberanía es lo que llamamos <<imperio>>.
La declinante soberanía de los Estados-nación y su creciente incapacidad para regular los intercambios económicos y culturales es en realidad uno de los síntomas primarios de este imperio que comienza a emerger. La soberanía del Estado-nación fue la piedra angular de los imperialismos  que construyeron las potencias europeas  a lo largo de la era moderna , no obstante lo que hoy entendemos por << imperio >> es algo por completo diferente a del <<imperialismo>>. Las fronteras definidas por el sistema moderno de Estado-nación  fueron fundamentales para el colonialismo  y la expansión  económica europeos: Las fronteras territoriales de la nación delimitaban el centro de poder desde donde se ejercía el dominio sobre los territorios extranjeros externos, a trves de un sistema de canales  y barreras que alternativamente facilitaban y obstruían los flujos de producción y circulación. El imperialismo fue realmente un extensión de la soberanía de los Estados-nacion  europeos mas allá de sus propias fronteras . Eventualmente,  casi todos los territorios del mundo podrían dividirse en parcelas y el mapa del mundo entero aparecería codificado con colores europeos: el rojo para los territorios británicos, el azul para los franceses, el verde para los portugueses, etcétera. Donde sea que tenga sus raíces, la soberanía moderna construyo un leviatán que se extendió por encima de su dominio social e impuso fronteras territoriales jerárquicas, tanto para vigilar la pureza de su propia identidad  como para excluir todo lo diferente.   
El transito al imperio se da a partir del ocaso de la soberanía moderna. En constraste con el imperialismo, el imperio no establece ningún centro de poder y no se sustenta en fronteras o barreras fijas. Es un aparato descentrado y desterritorializador  de dominio que progresivamente incorpora la totalidad del terreno global dentro de sus fronteras abiertas y en permanente expansión. El imperio maneja identidades hibridas, jerarquías flexibles e intercambios plurales a través de redes adaptables de mandos. Los colores nacionales distintivos del mapa imperialista del mundo se han fusionado y mezclado en el arco iris global imperial.
La transformación de la moderna geografía imperialista del globo y la instauración del mercado mundial señalan una transición dentro del modo capitalista de producción. Lo más significativos es que las divisiones espaciales  de los tres mundos (el Primer mundo, el Segundo mundo y el Tercero) se han mezclado en un revoltijo tal que continuamente hallamos el Primer mundo en el Tercero, el Tercero en el Primero y ya casi no encontramos el Segundo en ninguna parte. El capital parece tener que vérselas con un mundo uniforme o, en realidad, con un  mundo definido por nuevos y complejos regímenes de diferenciación y homogeneización, desterritorializacion  y reterritorializacion. La construcción de las rutas y los limites de estos nuevos flujos globales estuvo acompañada por una nueva transformación de los procesos productivos dominantes, lo que dio por resultado una reducción del rol del trabajo industrial en fabricas, desplazado  por la prioridad que se la da hoy al trabajo comunicativo, cooperativo y afectivo. En la postmodernizacion de la economía global, la creación de la riqueza tiende aun más hacia lo que llamaremos la producción biopolitica, la producción de la vida social misma, un proceso en el cual cada vez mas lo económico, lo político y lo cultural se superponen e invierten recíprocamente.
Muchos localizan en los estados Unidos, la autoridad ultima que gobierna todos los procesos de la globalización y el nuevo orden mundial. Sus defensores consideran que los Estado unidos son el líder mundial y la única superpotencia y sus detractores denuncian a ese país como opresor imperialista. Estas dos perspectivas se basan en  el supuesto de que los estados Unidos sencillamente se pusieron el sayo del poder global que las naciones europeas habían dejado caer. Si el siglo XIX fue un siglo británico, el siglo XX fue estadounidense; o dicho de otro modo, si la modernidad fue europea, la postmodernidad es estadounidense. El cargo más irrecusable que pueden presentar sus críticos es que los estados Unidos están repitiendo las practicas de los antiguos imperialistas europeos , mientras que sus defensores juzgan que los estado Unidos son un líder mundial más eficiente y mas benévolo y que están haciendo bien lo que los europeos hicieron mal. No obstante, nuestra hipótesis básica de que ha surgido una nueva forma imperial contradice estos dos enfoques. Estados Unidos no constituye –y, en realidad, ningún Estado-nacion puede constituir—el centro del un proyecto imperialista.  El imperialismo ha terminado. Ninguna nación será el líder mundial, como lo fueron las naciones modernas europeas.
Por cierto, los Estados Unidos ocupan una posición privilegiada en el imperio, pero este privilegio no procede de sus similitudes con las antiguas potencias imperialistas europeas, sino de sus diferencia. Podemos reconocer más fácilmente tales diferencias si prestamos particular atención a los fundamentos propiamente imperiales  (no imperialistas) de la constitución de los Estados Unidos, y al decir <<constitución>> nos estamos refiriendo tanto a la Constitución forma, el documento escrito junto con sus deversas enmiendas y aparatos legales, como a la constitución material, es decir , a la formación y reformación continuas de la composición de las fuerzas sociales. Thomas  Jefferson, los autores del The federalist  y los demás fundadores ideologicos de los estados Unidos se inspiraron  en el antiguo modelo imperial; creían que estaban creando, del otro lado del Atlántico, un nuevo imperio con fronteras abiertas y en expansión, un imperio en el que el poder se distribuiría efectivamente en redes. Esta idea imperial sobrevivió y maduro a lo largo de toda la historia de la constitución de los estados unidos y ahora ha emergido en una escala global en su forma mas acabada.
Deberíamos señalar que empleamos aquí la palabra <<imperio>> no como una metáfora, lo caula exigiría demostrar las semejanzas entre el orden mundial actual y los imperios de Roma, China, el continente americano y algunos otros, sino mas bien como un concepto que requiere fundamentalmente un enfoque teorico.2  El concepto de imperio se caracteriza principalmente por la falta de fronteras: el dominio del imperio no tiene límites. Ante todo, pues, el concepto de imperio propone un régimen que efectivamente abarca la totalidad espacial o que, más precisamente, gobierna todo el mundo  <<civilizado >>. Ninguna frontera territorial limita su reino. En segundo lugar, el concepto de imperio no se presenta como un régimen histórico que se origina mediante la conquista, sino antes bien como un orden que efectivamente suspende la historia y, en consecuencia,  fija el estado existente de las cosas por toda la eternidad. En la perspectiva del imperio, ese es el modo como siempre serán las cosas y el modo como están destinadas a ser. En otras palabras, el imperio no presenta su dominio como un momento transitorio dentro del movimiento de la historia, sino como un régimen que no tiene fronteras temporales, y en este sentido,  esta más allá de la historia o en el fin de la historia. En tercer lugar el dominio del imperio opera en todo los registros del orden social. Y penetra hasta las profundidades del mundo social. El imperio no solo gobierna  un territorio y a una población, también crea el el mundo mismo que lo habita.  No solo regula las interacciones humanas, además procura gobernar directamente toda la naturaleza humana. El objeto de su dominio es la vida social en su totalidad; por consiguiente, el imperio presenta la forma paradigmática del biopoder. Finalmente, aunque la práctica del imperio esta bañada continuamente en sangre, el concepto de imperio siempre está dedicado a la paz: una paz perpetua y universal , que trasciende la historia.
El imperio que nos presenta hoy produce enormes poderes de opresión  y destrucción, pero esta realidad de ningún modo debería  hacernos sentir nostalgia por las antiguas formas de dominación. El paso al imperio y sus procesos de globalización ofrecen nuevas posibilidades a las fuerzas de liberación.  Por supuesto, l a globalización no es un solo fenómeno y los múltiples procesos que reconocemos como globalización no están unificados y no son unívocos. Nuestra tarea política, sostendremos en este libro , no es meramente resistir  a estos procesos , también es reorganizarlos y redirigirlo hacia nuevos fines. Las fuerzas creativas de la multitud que sostienen el imperio también son capaces de construir autónomamente un contra imperio, una organización política alternativa de los flujos e intercambios globales. Las luchas por combatir y subvertir el imperio, así como aquellas destinadas a construir  una alternativa real, deberán pues librarse en el terreno imperial  mismo –en realidad , estas nuevas luchas ya han comenzado a surgir--. A través de esta contiendas y muchas otras semejantes, la multitud tendrán que inventar nuevas formas democráticas y un nuevo poder constitutivo que algún dia nos conduzca a través del imperio y nos permita superar su dominio.
La genealogía que seguimos en nuestro análisis del tránsito del imperialismo al imperio será primero europea y luego estadounidense , no porque creamos que estas regiones son la fuente exclusiva o privilegiada de las nuevas ideas y de la innovación histórica, sino simplemente porque esa fue la ruta geográfica dominante a lo largo de la cual se desarrollaron los conceptos y las practicas que animan al imperio de nuestros días , en concordancia, como sostendremos luego, con el desarrollo del modo capitalista de produccion3. Mientras la genealogía del imperio  es, en este sentido, eurocéntrica , sus poderes presentes no se limitan a ninguna región. La lógica de dominio, que de algún modo se origino en Europa  y en los Estados Unidos, hoy rige las prácticas de dominación en todo el planeta. Y lo más importante es que las fuerzas que combaten al imperio y efectivamente prefiguran una sociedad global alternativa tampoco se limitan a ninguna región geográfica, aun no ha sido trazada o, más bien, está comenzando a ser diseñada hoy a través de las resistencias, las luchas y los deseos de la multitud.
Michael Hardt y Antony Negri.
En este enlace pueden leer el libro completo:

domingo, 27 de octubre de 2013

IMPERIO

Caja de de herramientas conceptuales que permiten teorizar y actuar en el Imperio y contra él.


IMPERIO
PREFACIO
El Imperio se está materializando ante nuestros propios ojos. Durante la últimas décadas, a medida que se derrumbaban los regímenes coloniales, y luego, precipitadamente, a partir de la caída de las barreras interpuestas por los soviéticos al mercado capitalista mundial, hemos asistidos a una globalización irreversible e implacable de los intercambios económicos y culturales. Juntos con el mercado global y los circuitos globales de producción surgieron un nuevo orden global, una lógica y una estructura de dominio nuevas: en suma, una nueva forma de soberanía. El imperio es el sujeto político que efectivamente regula estos intercambios globales, el poder soberano que gobierna el mundo.
La soberanía ha adquirido una forma nueva, compuesta por una serie de organismos nacionales y supranacionales unidos por una lógica de dominio. Esta nueva forma global de soberanía es lo que llamamos <<imperio>>.

El capitalismo sólo triunfa cuando se identifica con el Estado, cuando es el Estado.


                                                                                                                    Fernand Braudel

miércoles, 16 de octubre de 2013

Apuntes de Capacitación en Filosofía Contemporanea 14.05.07 Programa TTR de Helvetas Paraguay

Continuación de mis famosos apuntes de la capacitación con el Dr. en Filosofia Don Antonio Tudela Sancho, teoria que sustentaba la construcción de las redes del Programa Tekopora ha Tekojoja Rekavo TTR, en la añorada ex oficina de Helvetas Paraguay sobre aquella calle de TTe. Cocco Riveros y America de Asunción

14.05.07
Agenciamiento colectivo de enunciación, la lengua que funciona horizontal sin un centro de poder, absolutamente colectivo, maquina, funcionamiento maquinico de deseo.
No hay lengua madre, llegan a negar la lengua materna. Es importante porque el lenguaje pasa a ser una lucha de poder, lo mayor y lo menor. Hay una barbarización total. Deleuze habla una lengua extranjera en la lengua propia, es lo más interesante de la literatura, el zumun Carmelo Bene, libro, personaje italiano, personaje televisivo, tiene piezas de teatro muy interesante, porque crea una serie de descentramiento, enjambre, agarra una obra de teatro, la subvierte, la maneja, la recrea, lo que hace es re–hacer la obra en un novo.
Libro “superposiciones”, obra de Carmelo Bene, texto menor, sirve para explicar el concepto de lo menor y lo mayor. Incide en la cuestión de la lengua como elemento político. Una lengua de lucha de confrontación con elementos de poder.  Hablar, crear, trabajar la lengua propia para hablar extranjero, que tal la lengua de uno y una lengua que trastravilla, que balbucea que no marcha.
Agenciamiento colectivo de enunciación  (lengua)
El rizoma no tiene puntos localizables, hay momentos de subjetivación (desterritorialización y re-territorialización). El rizoma no es que no tenga cabeza, hay momento que se subjetiva. Tenemos que estar moviendo, el manejarlo como algo importante, yo necesito tener una imagen de la persona.
El problema es cuando le subjetivamos,  políticamente es importante, porque van a hablar de la micropolitica del poder.  Multiplicidad del yo.
Literatura americana, año 60, Willian Barrios, abre mucho el campo Deleuze, admiraba la literatura de los años 60, literatura distinta porque  la literatura francesa es edípica y la americana a-subjetivada, sin un sujeto.
Edípica: Reconstrucción familiar, reflotar esa subjetividad fuerte, literatura americana no, escribían drogadas.
La pantera rosa (comic) demencial imposible de la época sicodélica, efecto del LSD estaba la persona que escribió el Guión.
Literatura Americana es alucinatoria en la carretera constantemente en proceso, que atraviesa una tierra entera, es muy divertida la conceptualización que hacen. Lo Occidental sería de la lógica binaria, falocrático.
Lo oriental, lo desierto, lo rizomatico la que lo atraviesa, lo nómade, Oriente sería el territorio de lo rizomático. Estados Unidos imagen geopolítico, funcionaría como la tierra intermedia, no  se trata de la India. América sería el lugar del encuentro de estos 2 mundos Oriente y Occidente.
Re-territorialización Europea.
Zona intermedia, coincide con la idea de Derridá  sugerente de America. América sería la de-construcción. La literatura americana, sería una literatura de jerga, ingles en fuga, un agenciamiento colectivo de enunciación. Llevarlo a nivel de deseo.  Periodista Truman Capote, cuentos largos, plegarias atendidas, titulo que toma capote, a partir de una frase de Teresa de Jesús, que le sorprende a Capote. “Hay más dolor por las plegarias atendidas que las plegarias por atender”. Ten cuidado con aquello que deseas, que no sea que te salga bien que sucede con este tipo de fijación  con la estructura del deseo.  Concepto del deseo que nos aparta del deseo como se entiende comúnmente, o como lo entiende Foucault. En este terreno de la multiplicidad del sujeto, del yo, como un negociar o mantener el propio deseo es algo rizomático, como perpetuo, que no tiene fijación  sino continuo proceso de construcción ante la tradición dominante, entre el hacer y decir, podemos llegar a comprender esta subjetividad fragmentaria pero donde realmente te puedes dar cuenta si es un puro decir. Tu eres tu escritura personal,  en el tema del deseo. El deseo eres tú,  el sujeto clásico el sujeto fascista, el sujeto Deleuziano, tiene otra concepción del deseo. El deseo es movimiento, crimen del deseo cuando se concreta. Cuando el deseo se concreta pierde la seducción. El deseo lacaniano se mantiene. En la lengua propia o en la lengua materna se puede ver de distintas maneras, él lo que hace es negarla. Derrida niega la propiedad de la lengua, la lengua propia, la lengua pura, lengua limpia, lengua del sistema, lengua materna es la que te impusieron tus padres, tú hablas otra lengua, como colectividad, son como planos, tu estás en movimiento y también la comunidad de hablantes (conexión y heterogeneidad)
Conceptualización del Rizoma el principio de multiplicidad, lo que hace es oponerse totalmente a la composición arboricente de la unidad y de la unidad como sujeto. Se trata de focalizar un poco las cosas en el artículo partitivo (parte), particularizar lo universal, separar el todo del todo. Indeterminación pura.
Como la multiplicidad no es pensable radicalizando un poco la idea de Guattari no es sujetable, no puede hablar de subjetivar, porque estás contraponiendo lo múltiple con la singularidad, es el problema del esquema existente, repite la misma agenda clásica, el libro ideal, el libro imposible, como el libro de Borges, una vez que pasas la página es imposible volver a ella. Un libro que se pudiera leer en una página, que no se deja codificar, que no deja establecer a códigos definidos, escapa a la codificación la multiplicidad. Unidad frente a lo múltiple, también se trata de una manera de hablar, esto es importante, la unidad es una constante construcción, no es una realidad, no es que se están oponiendo a la realidad, una realidad es una toma de poder  la lengua materna no es que ataquen (lógica de lo peor) cuando tu estás atacando un centro no atacas nada….
El plano del ser es el plano del decir, lo que existe es el plano de la multiplicidad los defensores de lo antológico. El plano ontológico se puede desinflar y se puede reducir a un plano político, reconducido a un plano político, político en el sentido de toma de poder, relacionamiento de desplazamiento del poder  del punto de influencia.
Ruptura a-significante: Cuarto principio, de nuevo nos trae a una imagen. Partimos de una imagen que nos reconducen a nuevas imágenes.
La avispa y la orquídea, de cómo se conjuga estos 2 seres, curioso en este planteamiento de imagen, la orquídea para atraer a la avispa asimila a la avispa que es un reflejo de la avispa, creyendo que es su reflejo danza simbiosis, toca  los basamentos, el plano ontológico, el ser de las cosas, la orquídea tiene un devenir avispa, porque la avispa se convierte en orquídea ( 2 maquinas que entran en juego para crear otra cosa temporalmente no son un animal ni vegetal), escapa a una clasificación taxonómica de las cosas. El concepto de devenir es fundamental en Deleuze.
Devenir = Volverse, convertirse, transformarse (devenir no significa nada) lo interesante no está en el sujeto que deviene sino en el ente vacío no señalable, no hay un significante, ese ente, ese devenir, el ser es la multiplicidad inacible, que es un movimiento, línea de fuga, es un abstracto,  rescata una línea una tradición de pensamiento, los estoicos hablan de eso. Líneas de pensamientos, los estoicos, los medievales, son líneas marginadas, los estoicos líneas de pensamientos subterráneas. Deleuze los rescata, recupera líneas que han escapado de lo tradicional los estoicos y los lógicos medievales Borges (la herida) la conjunción de la carne y la espada allí donde la herida es la conjunción entre la espada y la carne, es una visualización pero antológicamente no existe (es un ente) entidad de un cuerpo lingüístico, es una forma de tratar las cosas de una manera literaria (Borges) sería equiparable, en sí no es nada es un nada ontológico. Concepto de huella en Derridá  es una impronta de algo que no está. La presencia de una ausencia. La cuestión ontológica, lo que es ese espectro. Tu eres en tanto que devienes, no eres nada fijable, indeterminable, vacío, intermedio, no es el convertirme en algo, el rechazo del mimetismo. La orquídea no imita a la avispa, es un acontecimiento que ocurre, el concepto de lo otro Yo es otro! Ahí está el rechazo a la imitación, Carlos Castañeda  con el Don Juan,  (antropólogo que se convierte en chamán, ocurrir conexiones. Para devenir algo tienes que de-terrritorializarte y re-territorializarte , ese movimiento que ellos hablan con el des y re terrritorialización. El acontecimiento es algo que no se puede detener.
El plano espacial no es temporal es histórico, pieza que se desarrolla sin actores, pura actuación, pieza musical sin músico.
Devenires, captura de códigos que pertenecen al mundo de los significados donde nos movemos. El devenir se viene por la captura de códigos ajenos.
El capitalismo es un rizoma y rompe cualquier código comunitario, rompe el código muy cerrado, lo que hace el capitalismo es cortar e imponer otro código abierto (el intercambio en base a la amistad fue impuesto por el dinero)
El capitalismo es des-codificador , un sistema donde todo vale y nada queda.
La misma lógica del acontecimiento. El significante dictatorial El significante es un dictador, la pantera rosa no imita nada evolución a-paralela, lo más importante escapa al lenguaje, el problema es que somos narrativos, como narras, ese es el gran problema occidental es lo que ésta gente (Deleuze) de-construye, Surrealista movimiento del siglo XX, el Froidismo, todo es darle sentido.

martes, 15 de octubre de 2013

La antifisis Judeo Cristiana y el inicio del capitalismo de Jean Baudrillard en su libro "Espejo de la Producción"

La antifisis Judeo Cristiana y el inicio del capitalismo de Jean Baudrillard en el "Espejo de la Producción"

23 de Julio de 2012 a la(s) 19:32
 Se van a sorprender de saber …lo que nunca van a leer ni escuchar por nuestros medios escritos, televisivos ni radiales, la qui de la cuestión, quienes están detrás de esta lucha encarnecida de un modelo que explota por todos lados….causantes en el origen de la destrucción de nuestro planeta…

Pagina 64, 65 y 66 del libro de Filosofía de Jean Baudrillard “El espejo de la producción (editorial Gedisa)

La antifisis judeo-cristiana

Esta separación de la Naturaleza bajo el signo del principio de producción se realiza en toda su amplitud por el sistema de la economía política capitalista, pero no surge con ella. Nació en la disociación judeo-cristiana del alma y la Naturaleza. Dios creó al hombre a su imagen y creó la naturaleza al uso del hombre. El alma es ese centro espiritual por donde el hombre es a imagen de Dios y se distingue radicalmente de todo el resto de la naturaleza (y de su propio cuerpo): “Particularmente en su forma occidental, el cristianismo es la religión más antropocéntrica que el mundo haya conocido jamás. El cristianismo no solo instituye, en absoluto contraste con el paganismo antiguo y las religiones orientales, un dualismo del hombre y la naturaleza, sino que afirma, por otra parte, que es la voluntad de Dios que el hombre explote la Naturaleza de acuerdo con sus propios fines”. (Sciencie,marzo de 1967.)
Ahí comienza la racionalidad, Fin del paganismo, del animismo, de la “inmersión” mágica del hombre en la naturaleza: todo esto es reinterpretado como superstición (el marxismo “racional”, por su parte, también lo reinterpretó como desarrollo “rudimentario” de las fuerzas productivas). De este modo la ciencia, la técnica, la producción material podrán entrar luego en contradicción con el orden cultural y los dogmas del cristianismo; su condición de posibilidad sigue, no obstante, el postulado cristiano de la trascendencia del hombre sobre la naturaleza. De allí que no haya sido en Grecia donde emergió un movimiento real de la ciencia: La racionalidad griega permanece  fundada en una conformidad con la naturaleza, de la que se distingue radicalmente la racionalidad, la“libertad”cristiana fundada en la separación entre hombre y naturaleza, y en la dominación de ésta.
Tal separación no funda de inmediato una ética del trabajo (de la dominación material, de la producción) sino una ética de la ascesis, el sufrimiento, la mortificación, una ética “extramundana”, según la expresión de Max Weber, de la sublimación. No hay moral productiva, por lo tanto, pero ya se perfila cierto orden: la salvación se “gana”, es una empresa individual. El paso del modo ascético al modo productivo, de la mortificación al trabajo, de la finalidad de la salvación a la finalidad, secularizada de las necesidades (con la transición puritana de comienzos del capitalismo, en que el trabajo, y el calculo racional tienen aún el carácter de una ascesis _intra-mundana_ y de una perspectiva de salvación), nada cambia en el principio de separación y sublimación, de represión (refoulement) y violencia operativa. Salvación o trabajo, desde ahora nos hallamos en el reino del fin y los medios.
De las prácticas ascéticas a las prácticas productivas (y de éstas a las prácticas consumistas), hay pues resublimación, pero la resublimación nunca es, como se sabe, sino una metamorfosis de la sublimación represiva. La dimensión ética se seculariza bajo el signo de la dominación material de la naturaleza.
El cristianismo se encuentra, por lo tanto, en el centro de una ruptura de los intercambios simbólicos, En él se dibuja la forma ideológica más adecuada  para sostener la explotación racional e intensiva de la naturaleza4, según una larga transición que va de los siglos XIII/XIV, cuando el trabajo comienza a imponerse como valor, hasta el siglo XVI, cuando se organizan en torno a él, en torno a su esquema racional y continuo, a la generalización secular del axioma cristiano en cuanto a la naturaleza, la empresa productiva capitalista y el sistema de la economía política. Pero esta revolución del cálculo racional de producción, subrayado por Weber, no es inaugural: está prefigurada en el corte del cristianismo. La economía política es una especie de potencialización de dicho corte.

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4 Aunque continuamente lo hayan atravesado corrientes contrarias, heréticas, siempre ligadas, en su movimiento de oposición, a un “naturismo”, a una rehabilitación de la naturaleza, aun más allá  del cristianismo generalmente expresado por una nostalgia de los orígenes de éste. Desde San francisco de Asís y su angelismo crístico (todas la criaturas cantan a Dios, etc.)
-pero es sabido que San Francisco fue una suerte de operación contraataque de la Iglesia Católica, operación que apuntaba a desactivar las herejías cátaras y panteístas, en que, por entonces, todo el mundo occidental amenazaba caer- a Spinoza y su sutil e impío panteísmo (en la naturaleza Dios está en todas partes, por lo tanto no está en ninguna), y a todas las sectas adánicas que predicaban el repudio del trabajo  y la resurrección de los cuerpos y soñaban con abolir la propia finalidad del orden cristiano (su principio de transcendencia y sublimación) en su exigencia inmediata de fin del mundo y de paradise now; contra toda esa herejía milenaria, naturalista y panteísta, mística y libertaria,  la iglesia siempre defendió, al mismo tiempo que el corte inaugural con la naturaleza, una moral del esfuerzo y el mérito, del trabajo y las obras, paralela a la evolución del orden de producción y ligada a la dimensión política del poder.