jueves, 23 de marzo de 2017

Tercera parte: Del foro de Análisis y debates del FB

Comparto con ustedes que según mi criterio esta mirada refleja la situación del poder en Paraguay y porque se sostiene en una elit sectaria y oligarca.

TERCERA PARTE

III. Intelectuales y lucha por el Poder

Para Nietzche, el Poder es voluntad de Poder, es lucha consciente por el Poder.  La lucha del intelectual es y siempre será  la lucha por el Poder.  Todo intelectual, está inmerso en esa lucha.

Porque el Poder en toda sociedad, sobre todo en una sociedad subdesarrollada y controlada por una minoría fáctica que opera fuera de toda institucionalidad, como la nuestra;  forma parte de la conciencia y praxis; indisociables.

Esta conciencia de la realidad, es invisibilizada por la conciencia responsable de los intelectuales oficialistas.

Obvian que el Estado no es  un mero ente abstracto de institucionalidades legales y de poder legalizado.  Ignoran deliberadamente, porque tienen conciencia y son responsables que el Estado es el campo de lucha por el Poder de grupos de Poder, la concentración del Poder real confiscatorio de la emancipación.

En Paraguay, es el Poder del Estado en manos de 150 familias confundido y oculto por la ficción de una “democracia” inexistente.

Ese Poder actual, heredero de los creadores del Estado sobre el crimen de genocidio, es el Estado que es aún.  Es el mismo Estado, mutado pero no transformado que, con leyes y leyes hasta el hartazgo, confunde e integra los intereses privados a la institucionalidad.

La expresión por excelencia de esa apropiación privada de lo público se materializa en la ley llamada constitución, definiendo  bajo el aurea  de una formalidad legislativa, el tipo de sociedad de la que está excluida la mayoría.

Los intelectuales “orgánicos” del Poder de la oligarquía, participan de la violencia estructural del Estado periférico controlado por los grupos fácticos. Con sus elaboraciones científicas participan  en la disputa de Poder formando parte esencial de construcciones hegemónicas que legitimen a violencia del Poder de minorías.

Cuando hablan de “democracia”, de” institucionalidad democrática”, de “contrato social”, de respeto a la “ley y a la institucionalidad”, en realidad están diciendo que el sistema de dominación instaurado por la oligarquía en 1992; es legítimo y es lícito.

La máxima exigencia de los “intelectuales del Poder”, si exigencias explicitan, es que se cambien, se promulguen o se mejoren leyes, pero siempre dentro del marco del Estado oligárquico.

Podríamos encontrar reflexiones, producciones teóricas y artículos críticos  sobre políticos, docentes, sacerdotes, algunos empresarios, sobre instituciones del Estado, el mal funcionamiento o inconciencia de la “división e independencia de poderes”.

Cualquiera que sea la diferencia de la “élite intelectual” oficial,  los diferentes grupos tienden a tener las mismas opiniones e ideologías fundamentales de legitimación del Poder.

 La diferencia del discurso “crítico” no hace diferencia de fondo.  Tampoco es SIGNIFICANTE de pluralismo o de debate democrático.  El discurso intelectual realmente crítico debe ser neutralizado y, si necesario, desmantelado.

La lucha hegemónica adquiere con ello una importancia particular y es lucha por el Poder y un posicionamiento explícito a favor del Poder oligárquico, que es su fuente de reconocimiento y de legitimidad. Sin esa fuente de legitimidad,   la plebe no los reconocería como  sujetos diferenciales de la plebe: “ los  intelectuales”.

En este contexto de crisis de Estado de crisis de legitimidad del tiránico poder oligárquico; la lucha por la conservación del Poder Oligárquico del Estado genocida creado en 1870, y que es aun el Estado actual;  se vuelve tarea vital a cambio del reconocimiento oficial.

El lema subyacente de los intelectuales funcionales es: “Todo dentro de la institucionalidad del Estado oligárquico; nada fuera de los “intereses democráticos institucionales y constitucionales” de la oligarquía”.  

La rebelión del sujeto soberano, la insurrección del sujeto oprimido;  la revolución de la plebe populacha; el derecho del pueblo a romper con lo constituido y las estructuras legales y fácticas opresoras, son categorías eyectadas de su conciencia.
 
Al mismo tiempo, estos intelectuales voceros, protestarían contra la “barbarie” de la Revolución Francesa;  se rasgarían las vestiduras ante la “barbarie” de la Revolución Francista y la “incivilización” que producen las transformaciones emancipadoras.  

Esta élite de intelectuales del Poder, como productora de categorías de lucha hegemónica en un plácido quietismo zenoniano,  se constituye, por el reconocimiento de la oligarquía; en  moldeadores y controladores de la ciencia oficial analítica, controladores y censores de los  discursos políticos, mediáticos, educativos, científicos, legales que no concuerdan con la verdad oficial.

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