Mirada reflexiva extraída del foro Análisis y Debate del Facebook.
CUARTA PARTE
IV. Intelectuales orgánicos del Poder y la dialéctica del amo y del esclavo
Los intelectuales orgánicos del Poder reciben el reconocimiento del Poder, y por ese reconocimiento, existen y son cooptados.
Su existencia y su diploma de legitimidad provienen de la cooptación y de su funcionalidad a los intereses de la oligarquía. Y dependen del reconocimiento de la oligarquía para existir como sujetos pensantes y ocupar los “espacios públicos de los debates democráticos”.
De ahí que la crisis de la oligarquía y de su dominación, sea su crisis existencial, crisis de subjetividad.
Es la situación de dialéctica pura del amo y el esclavo que se desarrolla en el escenario de una democracia e institucionalidad de ficción.
El esclavo intelectual consciente y responsable, trabaja para el amo, liberado de la libertad de la conciencia de la realidad social. Liberado de la atadura ética interpeladora e interpelante, se confunde con el amo. Va con su ciencia donde el amo le indica.
Como “nobles” de la intelectualidad, no pueden sin embargo escapar al Sindrome del Plebeyo romano” y ser plebeyos en la dialéctica relacional del amo y del esclavo. La inevitable opción – valga la dialéctica- de identificación con los intereses y verdades jurídicas de la clase triunfante que detenta el Poder es su propia dialéctica. Al compartir migajas del Poder, se auto-valoran como Poder.
De esta manera, los intelectuales funcionales al Poder se escandalizan por enmiendas, por reelecciones, pero no se rasgan las vestiduras por el sistema delincuencial de la oligarquía y por la violación estructural de toda norma, de toda ética de convivencia.
Es el terreno que eluden y cubren con el abuso del discurso del Poder. Argumentan sobre lo fenomenológico argumentado, pero conscientemente no argumentan lo argumentado.
El intelectual no puede aducir el desconocimiento del formalismo y dejar de distinguir entre el formalismo ficción y la realidad social. Por qué? Porque opta, construye o de-construye, deslegitima el Poder.
El Poder real o se transforma o se conserva a sí mismo.
Es una obviedad que la conservación del Poder dominante oligárquico pasa necesariamente por la mutación. Mutación que es objeto de interiorización por los intelectuales orgánicos alrededor del Poder.
El intelectual o la intelectuala, responsable, consciente y libremente, se alinea a la mutación; a la lucha por la conciencia abstracta de “civilidad”, de “respeto a la institucionalidad”, de “elecciones libres” o de subordinación a los “mecanismos institucionales” de Poder . Es, en realidad, su opción y su libertad individual inserta en una lucha por el Poder.
Con ello, como gran parte de la “créme” de la intelectualidad paraguaya corporativa y excluyente; es instrumento lúcido de la legitimación del Poder ilegítimo. Son intelectuales, porque la oligarquía paraguaya los reconoce como tales y les otorga ese status.
En otras palabras, en su praxis- teórica, en su teórica- praxis, se convierten en agentes de ejecución y correa de transmisión de los actos fenomenológicos del Poder oligárquico.
Como si el Estado actual, en pura mutación pero en profunda crisis, no fuera la prolongación del Estado oligárquico creado sobre el genocidio y la destrucción de uno de los Estados más desarrollados e independiente en toda América.
Para estos intelectuales FUNCIONALES, la violencia de las 150 familias dueñas del Estado y de la “democracia oligárquica” paraguaya legalizada por la “Constitución” de 1992, no es más que disfuncionalidad del “Estado de derecho”, ausencia de “conciencia jurídica” o ausencia de “educación cívica”.
Obvian científicamente, y lo fundan también con la ciencia; que las instituciones jurídicas, producto de confrontaciones, de contradicciones, de luchas, es y representa los valores de la fuerza social dominante: los valores de una oligarquía victoriosa, pero hoy amenazada en su hegemonía, amenazada de desplazamiento del Poder del Estado e medio de un Estado en crisis.
Obvian que la oligarquía paraguaya que participó en el genocidio del pueblo paraguayo, es aún, lamentablemente, en el más profundo sentido formulado por Heidegger.
Sólo mutó. Es aún.
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