lunes, 24 de abril de 2017

Período de incertidumbre e ingobernabilidad. Hacia la agonía de la crisis

Del muro de Hugo Ruíz Díaz comparto con mis redes porque me singularizo con esta mirada y la hago mis.

Período de incertidumbres e ingobernabilidad. Hacia la agonía de la crisis?

Una de las principales características del Estado paraguayo y del sistema adoptado desde 1989 hasta hoy,  es la ingobernabilidad.
Ingobernabilidad permanente, es sinónimo de crisis también permanente.

Crisis tras crisis. Crisis de Estado y de legitimidad nunca superados; únicamente aplacadas.

La última crisis desatada en el Estado, es la materialización y la prolongación de varias crisis.  Crisis de todo el modelo social, político, económico, oligárquico.

El grotesco reclamo de un sector de la oligarquía,  de partidos políticos y  de un sector pensante afín,  en favor de una intervención directa norteamericana;  sugiere el más alto grado de desestructuración  del Estado mismo. Y esencialmente, que la soberanía popular, la soberanía del Estado, su existencia misma como sujeto soberano e  independiente,  no son más que pura ficción.

La crisis de gobernabilidad no está solucionada ni superada  con las órdenes impartidas por Washington. Al contrario;  la crisis se agudiza cada vez más, hora tras hora.

El arco político que se presenta como alternativa al “cambio”, que va desde Efraín Alegre, pasando por Mario Ferreiro,  no es creíble, no goza de legitimidad.  Es más bien sinónimo de incapacidad intrínseca de superar la crisis y que muestra el carácter intolerante y prepotente de un régimen incapaz de la confrontación democrática.  

Cualquier salida eleccionaria, si tal salida existe; cualquier confrontación de proyectos de Estado y sociaedad que se haga sin la presencia de Fernando Lugo y del Frente Guasú, no gozará de legitimidad menos de estabilidad.

Fuere cual sea el gobierno “ electo”, no será garantía de estabilidad, sino de prolongación de agonía de la crisis.
 
La reciente crisis demostró con creces que la lucha actual en el Paraguay no es entre "dictadura y democracia"", entre legalidad o ilegalidad", entre" respeto o irrespeto de la Constitución".

Demostró que la batalla entre la ciudadanía y los poderes fácticos  pasa por la encrucijada: barbarie o cambio,  desarrollo y subdesarrollo,  dependencia o independencia. Este modelo está agotado.

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